La pesadilla de los/as viajeros/as: el jet lag

¿Vas a realizar un viaje largo y te preocupa el temido jet lag? Sigue leyendo, porque hoy descubrirás qué es, cómo combatirlo, por qué unas veces nos afecta más que otras, si se puede evitar…

¿Qué es el jet lag?

jet lag

El Jet Lag es una de las molestias más temidas a la hora de viajar. Puede hacer que nuestro primer día de vacaciones sea horrible o dejarnos muy cansados al volver a casa.

Nuestro organismo dispone de un reloj interno que controla la producción de varios tipos de hormonas. El reloj regula nuestros períodos de sueño y vigilia llamado el ritmo circadiano. El problema radica en que el ritmo circadiano depende de los ciclos de noche y día. Necesita un tiempo para adaptarse si esos factores cambian demasiado rápido. Cuando volamos y recorremos muchos kilómetros, los cicles de noche y de día cambian, por lo que nuestro cuerpo necesita tiempo para adaptarse.

Síntomas del jet lag

El primer día como no estamos adaptados podemos sufrir fatiga, problemas digestivos, alteraciones del ciclo de sueño y vigilia, apatía, irritabilidad o confusión.

Por lo general, nuestro cuerpo necesita alrededor de un día por cada zona horaria que atraviese para poderse adaptar. Por ejemplo, si tu destino tiene una diferencia horaria de 4 horas respecto al lugar de origen, tardarás algo más de 4 días en volver a la normalidad. Si está a 6 horas, tardarás unos 6 días.

En cambio, si se avanza en husos horarios, la recuperación es diferente, es un poco más rápida. Por ejemplo, recuperarse de un vuelo con un cambio horario de 12 horas lleva alrededor de 9 días.

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Debes saber que volar hacia el este provoca más Jet Lag que hacerlo hacia el oeste. Es más fácil adaptarse a vuelos que alargan el periodo de vigilia (hacia el oeste), que adaptarse a los que la reducen (este). Recuperarse de un vuelo que cruza tres zonas horarias hacia el oeste lleva algo menos de 4 días, pero cuando lo hace hacia el este lleva algo más de 4. La diferencia no es abismal, pero hay un poco de diferencia.

La duración del jet lag es diferente en cada persona, sin embargo, lo normal es que nuestro reloj biológico esté adaptado después de 2 a 4 días. Si después de una semana tu organismo sigue afectado, es recomendable que vayas a tu médico para recibir algún tipo de medicación basada en armodafinilo.

¿Qué hacer para reducir los síntomas?

Puedes ajustar poco a poco el horario de comidas al horario de destino y evitar las comidas copiosas para ayudar a tu organismo a adaptarse más rápido.

Antes del vuelo: inicia una rutina –una o dos semanas antes– de adaptación en base a los horarios que tendrás que seguir en el país de destino. Haz ejercicio y evita comidas copiosas. Además, si estás siguiendo algún tratamiento médico consulta con tu médico sobre el cambio de horario.

Durante el vuelo: no bebas cafeína o bebidas alcohólicas, porque generan deshidratación y alteran el sueño. Se recomienda beber agua en abundancia y cada 60 o 90 minutos pasear por los pasillos de la cabina del avión para ejercitar las extremidades inferiores.

Al llegar a nuestro destino: debes adaptar de inmediato tus horarios de alimentación y sueño para evitar que tu organismo tarde en el proceso de adaptación. Además, es recomendable comer poco y beber mucha agua.

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Si en tu destino es de noche, intenta dormir en el avión. En el avión puedes usar tapones para oídos, auriculares, antifaces para bloquear el ruido y la luz. Si en tu destino es de día, intenta no dormir.

Además, puedes tratar de adaptar las horas de sueño y de comidas al horario de tu destino. También ayuda disfrutar de entornos con mucha luz durante la vigilia.

De momento, el Jet Lag no se cura con ninguna pastilla. Por lo que para reducir sus efectos intenta mantener un horario de sueño y comidas lo más ordenado posible y descansa.

Es posible que los adultos mayores necesiten más tiempo para recuperarse del jet lag que los jóvenes.