Viajar y recorrer el mundo es un deseo bien arraigado en muchas personas. La curiosidad inherentemente humana de descubrir sitios diferentes, de disfrutar paisajes lejanos y admirar culturas diferentes a la propia está latente en todos nosotros.
Lo que tristemente ha ocurrido sin embargo con la masificación del turismo desde mediados del siglo XX es que muchos hermosos sitios tanto naturales como culturales se han convertido en una especie de escenario fijo para que los turistas pasen y se tomen una rápida foto.
Todos los detalles sobre el turismo sostenible
Esta moda se ha hecho aún más intensa con la pasión de las generaciones actuales por la imagen en redes sociales. La competencia por tener las vacaciones que luzcan más bellas en Instagram es cada vez más feroz y ello lleva a una especie de desertificación de los lugares turísticos. Y tristemente, ello también lleva al hecho de que los turistas no viven los lugares, sino sólo una imagen pre-diseñada de los mismos. La autenticidad se deslava, la naturaleza sufre y las personas que viven del turismo no pueden beneficiar plenamente de esta actividad.
Por ello es interesante que como turistas, como viajeros, pensemos en ralentizar nuestros viajes y virar hacia lo que se conoce como un turismo sostenible.
Este tipo de turismo contempla una idea global de respeto al entorno natural y cultural de los lugares que se visitan. Atrás quedan los maratones turísticos en que sólo parecemos ir “cazando” la siguiente foto que tenga más “me gusta” en Instagram. La idea de un turismo sostenible es viajar lentamente, fluyendo en cierta medida con lo que hace la gente que reside en el lugar que visitamos, sin irrumpir violentamente en ningún sitio tradicional, sin pasar por arriba de la gente, sin contaminar ni dejar marcas visibles de nuestro paso.
Más información sobre el turismo sostenible
En este sentido, son importantes no sólo las iniciativas que tomamos nosotros los viajeros, sino también las que implementan las propias empresas del ramo turístico. Desde hoteles y hostales más pequeños que toman en cuenta cada detalle de su integración armónica con su medio natural (pasando del certificado energético de sus instalaciones hasta el uso de energías renovables y el reúso de las aguas, entre otras cosas), y que dan un lugar importante a la valorización del conocimiento local como herramienta de descubrimiento de rincones inesperados y maravillosos.
La idea no es para nada dejar de viajar. Viajando aprendemos, descubrimos y mejoramos quienes somos como personas. La idea es viajar despacio, tomándonos el tiempo de charlar con las personas, de apreciar la diferencia y de realmente aprender de otros lugares y otras costumbres. Esta forma de viajar es mucho más satisfactoria pues sabemos a ciencia cierta que no estamos dañando ni la naturaleza ni una comunidad y a sus habitantes.